No aprendí
comportamientos extraños,
ni conozco a los demás
por esa imposición gregaria
de dibujar sonrisas sobre el hastío
poniendo buena cara a las tormentas.
No sé poner veto a las palabras
entre la lengua y los dientes,
ni amansar volcanes.
No sé infectarme de otros nombres,
no sé llorar cadáveres extraños
ni inventarme el cariño
cuando falta el talento de ganárselo.
No sé cómo esperaban que fuese
cuando no esperaban que así fuera.
Sólo sé ser yo mismo.
Jose A. Barros
DÍAS DE ESPARTO
Hace 2 semanas
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