miércoles, 13 de enero de 2010

¡Qué honor para la parca verme muerto... (II)

¡Qué honor para la parca verme muerto!
¿Y los ojos?
Los ojos bien abiertos
mirándola incesantes,
buscando, igual que antes,
aferrarse a la vida y sus despojos.

¡Qué honor para la parca mi deceso!
¿Y la boca?
La boca, con los besos
de antaño custodiados,
gritando allí encerrados:
-¡No es amor aquel beso que se aboca!

¡Qué honor para la parca ese difunto!
¿Qué difunto,
si el alma, no presente,
del cuerpo que la siente
se quedará a tu vera?
Dime tú ¿Qué difunto petenera?

Bunbu

domingo, 3 de enero de 2010

Es tiempo de la vista...

Es tiempo de la vista
rotunda y cercenada,
de ensangrentada médula espinal,
de lava por la espalda
puliendo las aristas,
fluyendo hacia la cruda realidad
manida en la utopía,
en la moral forjada
y en brazos de este loco muerta ya.

Es tiempo del cuchillo
herido por su filo,
lacónico y lloroso al fenecer.
Es tiempo de la herida
brillante de una lágrima,
regurgitando sangre por doquier.
Es tiempo para el lobo,
canción de cuna y llanto
que mece al niño muerto por nacer.

Es tiempo de las manos,
sabiéndose asesinas,
divinizadas mientras extrangulan,
de víscera sangrante
en un puño encerrada.
Es tiempo de guadañas, ¿y qué auguran
sino inminente siega,
descanso, paz, ceguera
y un corazón llorando de amargura?

Bunbu