¡Qué honor para la parca verme muerto!
¿Y los ojos?
Los ojos bien abiertos
mirándola incesantes,
buscando, igual que antes,
aferrarse a la vida y sus despojos.
¡Qué honor para la parca mi deceso!
¿Y la boca?
La boca, con los besos
de antaño custodiados,
gritando allí encerrados:
-¡No es amor aquel beso que se aboca!
¡Qué honor para la parca ese difunto!
¿Qué difunto,
si el alma, no presente,
del cuerpo que la siente
se quedará a tu vera?
¿Y los ojos?
Los ojos bien abiertos
mirándola incesantes,
buscando, igual que antes,
aferrarse a la vida y sus despojos.
¡Qué honor para la parca mi deceso!
¿Y la boca?
La boca, con los besos
de antaño custodiados,
gritando allí encerrados:
-¡No es amor aquel beso que se aboca!
¡Qué honor para la parca ese difunto!
¿Qué difunto,
si el alma, no presente,
del cuerpo que la siente
se quedará a tu vera?
Dime tú ¿Qué difunto petenera?
Bunbu
Bunbu