Galicia huele a sal, cuando las olas
quisieran ser guadañas en la costa,
a huérfanos y a culpa sobre el mar.
A lluvia cuando ya ha salido el Sol
y a noches de San Juan.
Sus fotos huelen mal, y todos dicen
que huelen a morriña.
Es un olor tan fuerte, primigenio,
genético y salvaje
que no huele otra tierra, como huele
Galicia en la distancia.
Galicia es un autógrafo de Dios,
que de su propia mano nos dejó
el eterno legado de las rías.
Bunbu
DÍAS DE ESPARTO
Hace 2 semanas
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