Vine a la muerte casi un día de difuntos,
celebrando así lo social
de compartir la hipócrita pena
que ignoramos el resto del año.
Me acojo a las lágrimas ajenas
con esta sonrisa impuesta
por el maquillaje funerario,
que me impide abrir la boca
y escupiros a la cara con la rabia
de convertir mentiras en estigmas
y grabalas en vuestra piel para siempre.
Quise morir a tiempo
de recibir las primeras flores de noviembre
a pesar de no contar con primaveras
fugadas al otoño.
Decidí morir así, celebrando el Samaín como es debido.
Cerrando bocas, inmovilizando lenguas,
cambiando truco y trato
por sudario para mí, mordaza para vosotros
y mierda, mucha mierda
para el llanto teatrero de los que no me conocen.
Jose A. Barros
La casa del rio susurrante 3 FINAL
Hace 1 día