No hay nada más sensual
que empaparte de sudor ajeno
y saliva extraña
en este arcaico ritual.
Nada como escuchar tu indeciso llanto
entre súplicas alternas
de rechazo y masoquismo.
Nada me complace más
que apretar tu cuerpo
hasta dejar mi nombre
sobre tu piel mortecina,
apenas ya receptiva a los impulsos.
Abandonar las armas de repente,
derramar la fatiga
junto al umbral de tu sombra
y observar los últimos pulsos
apagándose.
Nada me excita más
que diseñar contigo
la escena del crimen.
Bunbu
DÍAS DE ESPARTO
Hace 2 semanas