anuncian el final de una libertad efímera,
de una personalidad propia
que se apaga para siempre.
Los fantasmas deben acudir puntuales
a su procesión diaria de almas
y entre la multitud,
donde no queda un hueco
en el que aprovechar el aire,
se mueven a ritmo de un murmullo cáustico.
En otra ciudad, lejana, los vivos duermen
esperando al amanecer
un intransigente despertar a la muerte.
Han dejado bajo sus camas
los zapatos vacíos,
y otros quisieran ocupar sus camisas
cuando el viento no las necesite
para hacerse notar.
Y el incesante murmullo
que nos guía,
sigue sonando tras el horizonte,
más allá de las montañas de cemento
que habitaron los hombres.
Bunbu
3º finalista de:
"I CERTAMEN DE POESÍA FRANCISCO PÉREZ FERNÁNDEZ"