La pupila ha desteñido hasta perder su color y en una lágrima clara nacida del ojo albino ha muerto la vieja flor del amor que el verso clama. La pupila ha desteñido su azul en gota salada, y azul la lágrima brilla. En los andenes del tiempo mil arpas cantan tu nombre con sus voces tenebrosas. En el filo de tu centro se van muriendo los hombres, bajo tus versos, sus losas. En los andenes del tiempo ya portabas tu corona, reina del dolor, mi lágrima.
Dime... Dime que no es al mirarme cuando germinan tus dudas, que si mencionas mi nombre no son palabras menudas... que al nombrarme tu boca baila desnuda. Dime... Dime que ese vacío que hay detrás de tus pupilas ahora es mío; que tu piel será mi cama cuando el invierno escondido sature de nieve el alma, y las venas, congeladas, no se presten al conjuro de tus besos. Dime.. ...si es que estás enamorada porque eso... ...es lo único que pido. Dime que la distancia no es astilla del olvido, que si pienso será como estar contigo.